Me gusta elegir una palabra clave anual que marque el foco y me ayude en la toma de decisiones. Este año, no la he buscado, ella ha llegado a mi casi de forma natural y esa palabra es; CRECIMIENTO.
Este crecimiento se está produciendo en diversas parcelas de mi vida.
Por un lado, en el plano empresarial. En la empresa estamos con el ilusionante proyecto de construir unas nuevas instalaciones que además de aportarnos los metros que necesitamos, esté diseñada específicamente para nuestro tipo de actividad.
Aprovechando el traslado estamos poniendo en marcha un cambio organizativo y de procedimientos, mejorando, simplificando y automatizando nuestros sistemas de trabajo, implementando la gestión documental, digitalizándonos, minimalizando el uso de papel, incorporando un sistema de movilidad para el SAT, instaurando sistemas de gestión de la información, datos y procesos, es decir, un cambio muy profundo que estamos seguros supondrá una mejora en nuestros servicios y en nuestra forma de trabajo. Eso, unido a la incorporación de nuevas líneas de negocio, esperamos que sea un cambio cualitativo y cuantitativo muy importante.
Me encanta el cambio y la mejora, por lo que me encuentro en mi salsa, a pesar de que sea un trabajazo, los resultados son increibles.
Por otro lado, en el plano físico. En 2017 corrí mi primera media maratón (en el maravilloso Berlín), lo hice para demostrarme a mi misma que con esfuerzo y trabajo se puede conseguir todo lo que te propongas, pero también con el sentimiento de «una y no más Santo Tomás», ya que no tenía ninguna intención de convertirlo en algo habitual.
Y como ya sabes, nunca digas nunca jamás, este año voy a correr dos medias maratones (de momento), una en abril en Madrid y otra en Mayo en Gotemburgo. Al final, el tener una media maratón en mente, en la lista de objetivos, hace que entrene de forma constante y así la pereza no me vence, además como dice mi amiga Isabel, mi cabeza es una locomotora para lo bueno (ideas, proyectos) y para lo malo (cuando entra en bucle) y la mejor forma que he encontrado para calmarla es el deporte.
Y, finalmente en el plano mental, este año estoy consiguiendo analizar los problemas y las situaciones desde fuera, salirme del lío y observar con la visión de un tercero lo que me sucede, y eso me ayuda a gestionar mucho mejor mis emociones y por tanto a que la toma de decisiones sea menos extrema, menos visceral, más pausada.
Eso no sé si es crecimiento o que me estoy haciendo mayor. Anda si es lo mismo, jejeje o ¿ no?
Y tu, ¿tienes una palabra clave para 2019?.